OFICINA DE INFORMACIÓN / ESCRITO SEMANAL DEL SR. ARZOBISPO. 14/01/2018

COMPARTIR LA RESPONSABILIDAD DE LA EDUCACIÓN

Pedía yo en la Jornada de Inicio de Curso en septiembre de 2017 a los católicos toledanos compartir “la responsabilidad de la educación porque somos la Iglesia del Señor”. E indicaba que sería muy loable “lograr nacer en nuestra Iglesia el deseo de crecer, pero no solo para nosotros mismos sino de cara a los demás; de cara a la sociedad necesitada de luz y de crecimiento en la verdad”. En el transcurso de los acontecimientos desde esa fecha vemos que esta necesidad de nuestra sociedad se ha hecho más grande. Ciertamente, porque cada vez hay más preocupación en padres y madres, sensibles a la educación de sus hijos, sobre la libertad que les queda, a la hora de escoger el tipo de educación acorde para ellos, según su criterio. Además, ocurre también que otros muchos padres, creo sinceramente, no se han percatado de la situación de riesgo que corren sus hijos de ser educados moralmente por otros en lo relativo a uno de los aspectos más importantes de la persona humana: su sexualidad y el modo de educar esta dimensión afectivo-sexual de modo adecuado.

La ideología de género avanza vertiginosamente. Y, aunque quiero pensar que con buena voluntad, sus defensores se encaminan hacia un pensamiento único. Por ello, es rechazable que en la educación afectivo-sexual se tenga en cuenta únicamente los criterios de esa ideología y su metodología, bastante discutible y peligrosa. No dudo que se quiera con ello resolver algunos de los problemas urgentes que tiene nuestra sociedad: la violencia en la familia, el machismo rechazable. A la hora de resolver el problema de la igualdad de los sexos, el femenino y el masculino, hay que considerar no únicamente la cuestión de género (gender). Hay otros modos de abordarlo, por ejemplo, conociendo en profundidad la antropología cristiana, de base humanista y respetuosa con lo que el ser humano es. He aquí la razón de por qué asignaturas inquietantes o anteproyectos de ley para una sociedad libre de violencia de género preocupan y mucho, ya que pueden suponer merma de libertad en los padres y en sus hijos una educación moral y afectivo-sexual sesgada.

Las VI Jornadas de Pastoral (12-14 de enero 2018, en el Colegio de Infantes) son una ocasión privilegiada de formarse para evangelizar, sobre todo para los fieles laicos, y en especial para los padres y abuelos, en orden a conocer la verdad sobre los temas antes aludidos. Las Jornadas de Pastoral además, colocadas en el centro del curso, constituyen “un encuentro de toda y para toda la Diócesis”, pensado para ser cauce de comunión e instrumento de formación”; un encuentro, en definitiva, para vivir la comunión de la Iglesia.

El programa preparado para esta VI Jornadas se estructura, por ello, en tres grandes bloques: Educación y Familia; Educación y Sociedad; Educación y Escuela. Son tres problemas fundamentales en el tema que estamos mostrando. De aquí que sean tres las ponencias fundamentales, que abordarán tres diferentes personas capacitadas para ayudarnos a ver cómo estamos en el momento actual y qué retos hemos de superar. Sin conocerlos no podemos ayudar a nuestros hijos, a nuestros alumnos, a nuestros cristianos a vivir su vocación humana y cristiana. Sin tener en cuenta cómo se está abordando los problemas y la educación afectivo-sexual por los poderes públicos, serán cada vez mayores las disfunciones en la relación hombremujer.

Seguiremos criando personas inmaduras incapaces de mantener el respeto hacia el otro, de salir de sus propios intereses y, lo que es peor, sometidos a modos de vivir que llegan, como estamos viendo, hasta matar el hombre a la mujer, bien sea esposa, pareja, bien sea antigua esposa, o antigua pareja y viceversa, aunque estos casos sean casi inexistentes. No se arregla todo con superar desigualdades – eso es loable siempre porque somos todos iguales en dignidad- entre hombre y mujer, sino en conseguir una complementariedad que sin duda está inscrita en el ser de cada persona, sea del sexo que sea.

Otros muchos momentos hay en el programa de las Jornadas que ayudan a crear un clima de confianza, de convivencia, de oración con tantas experiencias diocesanas y venidas de otras diócesis o ámbitos eclesiales. Pedimos a Dios nos conceda su favor y podamos vivir y trasmitir un espíritu fraterno que aborde conjuntamente temas y preocupaciones comunes a toda la Iglesia Diocesana y aún a la sociedad donde vivimos. Gracias a Dios y a cuantos han preparado estas VI Jornadas de Pastoral y las hacen posibles y atractivas.

Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo y Primado de España

 

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